Básicamente consiste en el descenso por entre las dunas de arena sobre una tabla, realizándose maniobras similares al surf pero sin las olas. Las tablas contienen dos “agarraderas”, quedando ambos pies sujetados a la superficie para poder maniobrar con mayor facilidad sin perder el dominio. Al ser la arena una superficie irregular, los pozos hacen que el sandboard sea apasionante y se produzca un efecto muy parecido al que provocan las olas al romper.
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